juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1a Corintios 9:25). Al hacer esta comparación, Pablo pone un listón muy alto. Si los atletas se entregan en cuerpo y alma a una rigurosa disciplina para conseguir “una corona corruptible”, ¡cuánto más deberíamos los cristianos disciplinarnos, pues nuestra meta es “una incorruptible”! El escritor de la epístola a los Hebreos insta a los creyentes a dejar la leche de los niños y empezar
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